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Peter Manjarrés nunca me visitó




Un accidente de tránsito le cambió la vida a Ítalo Todaro, un gran músico que por circunstancia del destino ahora está viviendo un verdadero calvario. La historia de su desgracia se remonta al año 2008, cuando un autobús en el que se desplazaba con el resto de la banda de Peter Manjarrés, un intérprete vallenato que va por la vida diciendo que es el rey de la humildad, sufrió un accidente del que Todaro fue el más perjudicado. En el suceso este hijo de Aracataca (Magdalena), sufrió fractura de la bóveda de cráneo, parálisis facial, hipotonía de pliegues vocales y reflujo laríngeo”, lo que le ha impedido trabajar desde entonces.

Sus familiares, entre ellos su esposa, Soraya Rincones, temieron lo peor. “A Ítalo lo llevaron a una clínica de Bucaramanga. Durante muchos días estuvo en cuidados intensivos. Creímos que iba a morir. La operación que le practicaron en el cráneo fue peligrosa. Pero gracias a Dios él ahora está luchando por sus derechos y estamos seguros de que lo que él exige a Peter Manjarrés es lo más justo”.

De acuerdo con su mujer, el músico reclama al cantante vallenato, 700 millones de pesos (aproximadamente unos 230 mil euros) por daños y perjuicios. Aún así Manjarrés se excuda en afirmar que él nunca asumió ningún contrato con Todaro, quien sufre cada vez que escucha como “este señor evade una responsabilidad que como empleador debe asumir”, recalca Soraya Rincones.

En un barrio de Santa Marta, cerca de la vivienda donde vivió el muy popular Lucho Barranquilla, reside Ítalo con su esposa y dos hijos. Uno de ellos está estudiando medicina en Barranquilla, mientras que la menor todavía cursa el bachillerato.

Desde el siniestro a Ítalo ya no se le ve entusiasmado como antes. “El accidente le cambió su vida. Aún así lucha consigo mismo por llevar una existencia normal, pero lo que le ocurrió lo dejó mal”, relata su mujer, quien sólo pide a la justicia colombiana que a Ítalo se le reconozcan sus derechos. “Vamos a luchar por lo que es nuestro. No vamos a dejar a un lado esta batalla porque el señor Manjarrés alegue para su defensa sólo mentiras. Nosotros tenemos pruebas que certifican que Ítalo tenía un contrato con su organización y lo contrario lo tendrá que demostrar en las instancias judiciales”.

NUNCA LO VISITÓ

Durante su estadía en el hospital, mientras se debatía entre la vida y la muerte, Peter Manjarrés nunca se preocupó por la salud de Ítalo. “Nunca lo visitó. Nunca tuvo la delicadeza de saber por el estado de su corista”, se lamenta Soraya.

Hace tres meses, este periodista, encontró a Italo en Aracataca, su pueblo. Al preguntarle de cómo estaba me manifestó que seguía luchando, que a veces tenía problemas de humor, quizás porque ya no era el mismo y tampoco podía hacer lo que más le gustaba: cantar con el alma esas canciones vallenatas con las que un día enamoró a la madre de sus hijos.

También me declaró que aún soñaba con volver a cantar y volver a salir de correría como antes. “Mi vida cambió de la noche a la mañana. No le guardo rencor al señor Peter Manjarrés por lo ocurrido. Lo único que me duele es que en el momento en que más necesité su apoyo me dio la espalda. Ahora lucho por lo que considero son mis derechos. La vida me jugó una mala pasada, pero aún así, tengo que tener fuerzas para sacar a mi familia adelante. El resto se lo dejo a Dios”

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